jueves, 19 de febrero de 2009

El adaptador europeo

Soy más escritorzuela que viajerilla. Olvidé mi adaptador en el counter de Ryanair. Me di cuenta pasado el control de equipaje de mano. Para salir, había que pasar por la aduana y dar unas vueltas por atrás medio dudosillas. Opté por la solución de niñita mimada y/o de sudaca respetuosa –lameculos de la omnipresente autoridad- y compre otro en el duty free. No servía para los enchufes del aeropuerto. Reclamé: Me dijo usted que funcionaba en toda Europa, No dijo que lo quería específicamente para el aeropuerto, Yo asumo que el aeropuerto de España está dentro de Europa. Pues no, que era problema de AENA, que estaba correctamente vendido, que no estaban autorizados a aceptarlo de vuelta abierto ni tampoco a prestarme sus enchufes –en los que si servía-.
Furiosa, luego de pasearme por informaciones, los baños –donde supuestamente había enchufes de uso público- y dejarme humillar por la implacable retórica de las vendedoras, salí a la aventura; preparada para correr, empujar, y llorar con el fin de no perder el avión. Nada de eso, quince minutos después estaba de vuelta en mi rincón, con mi adaptador europeo comprado en tienda china, y mi inútil artefacto comprado donde no sirve. Y triunfante: tenía mi anécdota y dónde escribir. Imaginen la cara de Ronit medio dormida cuando llegué.

No hay comentarios:

Publicar un comentario