Ya reventaron los azahares: uno queda ebrio de sólo caminar con ese aroma por las calles. Una maravilla.
Acá, sigo entre trabajo y familia. El fin de semana estuve en Marchena, mañana les cuento más. Por ahora, subo un par de notas retrospectivas y unas fotos de la ciudad, a petición de mi padre. Son tomadas por Luis.
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