martes, 24 de marzo de 2009

Estoy viva y en Asturias








Queridísimos:
Había yo anunciado que mi computador había muerto, y que por tanto no tenía demasiadas ocasiones para escribir. Me han reprochado por ahí que no doy señales de vida: a saber, aunque trataba sobre hace dos fines de semana, mi última publicación tiene por fecha el día lunes 23; o sea ayer para vosotros. Por tanto, no veo el motivo de la preocupación: hasta ayer al menos, estaba viva. Y lo sigo estando, por lo visto.
Pero bueno, aprovecho de actualizaros de todas formas -las jornadas culturales coruñesas quedan pendiente-. Estoy en Oviedo, en la casa de la Fran, hermana de Oscar, que está haciendo un año de universidad acá. Me vine en un tren caletero desde A Coruña: tardé un montón de horas, pero el recorrido por la costa, entre bosques, campos y acantilados, valía la pena. El verde de Asturias: no sé si es el más bello del mundo -para mi gusto, el sur de Chile no tiene nada que envidiarle a ningún otro verde-, pero es ciertamente bello; con ganas. De no ser por el no del todo elegante movimiento de los vagones -no vaya uno a olvidarse de Transantiago, sobre todo faltando tan poco para el retorno-, que dificultaba un poco la escritura en mi cuaderno-tesis, el escenario hubiese sido ideal.
La de hoy fue una tarde turística -Fran y dos amigas, Esther y Rebeca, me pasearon por todos los landmarks de Oviedo: Parque de San Francisco, catedral asimétrica, Plaza del Ayuntamiento, Teatro de Campoamor y una profusión de estatuas- que terminó en la cervecería Asturianu jugando trivia entre un auténtico sandial de estudiantes de Erasmus; alemanes en un 95% -sacamos un tramposísimo segundo lugar con el nombre de "Lita en Chile": los alemanes estaban furiosos, como si fuera una demostración de orgullo sudaca-. Mañana vamos a Gijón, y el jueves sigo viaje: salvo error o excepción -como diría Roberto-, el domingo pretendo estar en París.
Cariños a todos (los que corresponda).

Ah, y abuelos: por favor averigüen si me van a dejar pasar las cuatro bandejas de jamón que les manda Sandra y Luis; para no andar paseando (más) cosas por las puras.

Fotos: Francisca Onel -salvo la de los viejos tomando el sol en plan película de Almodóvar, que es mía, y las que salimos las dos-.

1 comentario:

  1. Que bueno que te hayan aceptado en aquella casa de estudiantas. jajajajaja

    No se si estoy a tiempo, pero te recomiendo que pruebes la Sidra y que te enseñen los rituales para beberla. Ojo que cuenta la leyenda que si te emborrachas con aquel brebaje, caminas para atrás!

    Saludos!

    PD: Correspondo? LOL!

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