Los irlandeses son, dentro de todo, un pueblo optimista. El pais esta en la quiebra, los impuestos en alza, la comida a precio exorbitante, la gente joven teniendo que migrar y juntar plata por lo que les dure la visa. Pero si les preguntas, te diran siempre, "not too bad". Mientras haya con que hacer fuego cuando cae la tarde y bajar unas cuantas Guiness, mientras quede pegada en la sarten un poco de grasa para freir al desayuno -que el aceite de comer esta incomprable-, mientras haya algun trabajo, el que sea, o al menos la posiblilidad de conseguirlo al otro lado del planeta, la cosa para ellos estara "not too bad". Un pueblo optimista, ya decia. Dolorosamente optimista.
Hoy es mi ultimo dia en Irlanda. Ahora mismo voy en un bus, de vuelta desde Galway a Dyblin. Por la ventana verdes prados, muros de piedra gris llenos de musgo, arboles un tanto retorcidos -no sorprende que los celtas los tuvieran por sagrados-, vacas, ovejas, uno que otro burro, cielo gris tambien: paisaje en que mi tristeza se ve a tono. Me llevo los mejores recuerdos, tanto del paisaje como de la gente, dos cosas que no siempre van juntas, por desgracia. No se si sera el catolicismo, el alcohol, los anyos de opresion u otra cosa cualquiera, pero lo cierto es que, hasta donde me toco, puedo decir que -salvo alguno que otro taxista- son lo mas amables, abiertos, y hospitalarios que hay -todo esto suena de lo mas cliche, pero es verdad-. Hasta cuando estan borrachos -que es, claro, uno de sus estados naturales, al menos desde cierta hora-.
Ayer estuve en Connemara, cerca de Galway, costa oeste, de donde salen todas las imagenes hollywoodenses de Irlanda -creo que ahi filmaron, entre otras, una pelicula con John Wayne-. Estuve con un dulce irlandes de Couchsurfing, Aoghus, desempleado constructor de muros, cuya vida no es muy distinta de la que llevara su abuelo, el herrero, el que se asento en la casa donde me hospede por una noche. La diferencia, claro, es que Aoghus ha tenido que irse varias veces -de hecho, el mes que entra parte a Australia a hacer un segundo anyo de trabajo-, porque los tiempos del tigre celta se acabaron. Pero la cosa, con todo, esta "not too bad", y hay espacio para recibir huespedes sin cobrar, y para pasearlos en auto por los cerros sin cobrar, y queda tiempo para caminar a la orilla del lago entre los arboles, y para avistar algunas de las 365 islitas que hay en el, y para tejer una cruz de Santa Brigida -en su dia, el 1 de febrero- con juncos verdes del jardin. Queda espacio todavia para el futbol 6-a-side tres noches por semana, para bajar latas de sidra junto al fuego, escuchando folklore irlandes y hablando de lo jodido que esta el mundo, hasta las tantas, y para freir salchichas y black pudding a la manyana siguiente con la grasa que quedo pegada en la sarten.
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