martes, 15 de febrero de 2011

Con el tiempo de mi lado

Primero que todo, mil perdones por no haber escrito en dos dias: anoche estuve hospedada en la casa de dos polacos y tres valencianos -dos hombres y una mujer, una de las cuales canta flamenco-, con computador ajeno, propuestas de paseos para el fin de semana y tratando de decidir que hacer en el intertanto, y habiendo dormido practicamente nada la noche anterior -no os preocupeis, ya estoy bien-. Asi que apenas logre un poco de claridad, parti inmediatamente a dormir.
Ahora mismo estoy en Glasgow, en un hostal medio monstruoso -digo, limpio, comodo y bien ubicado, pero una mole de seis plantas y decenas de piezas-. Llegue de noche, o sea poco antes de las 6 de la tarde. Previo a eso, y contrariamente al itinerario Lonely Planet que pretendia seguir, le hice caso a una de las valencianas y parti a Stirling, supuestamente una pequenya ciudad vieja, con uno de los castillos mas bellos de Escocia, construida en un sitio estrategio, en el cruce de rutas entre Edimburgo -la pronunciacion escocesa suena algo asi como "edinburea"-, Glasgow y las Highlands. En efecto, una joya como la capital, pero en miniatura -literalmente miniatura-, perfecta para pasear un par de horas. Camino al castillo, la ciudad vieja, con casas del siglo XV, calles de adoquines, una iglesia cerrada al publico -mal que mal, es temporada baja- y varios cementerios viejos muy a la anglosajona (o celta, quien sabe): austeros, lapidas sencillas sobre el prado, algunas cruces celtas y otras corrientes, cipreses, una que otra estatua, y en uno de ellos un pequenyo monticulo que le daba un aire de lo mas, como decirlo, de postal de cementerio, pero en el mejor de los sentidos, un tenebroso y sobrecogedor encanto. Luego de recorrer la atraccion principal, el castillo -no se a quien se le habra ocurrido la idea de pintar uno de los edificios de piedra con un amarillo ocre que no junta ni pega-, enfile por el "back hall" para ver por fuera el antiguo muro de la ciudad, y termine conversando con un senyor que paseaba a sus perros y se declaraba fan de Hugo Chavez.
Mas tarde, habiendo constatado que Stirling, en esta epoca, esta un poquito muerta, parti para Doune, donde decia haber otro castillo, el cual, ahi me entere, habia servido de locacion para la pelicula Mounty Phyton y el Santo Grial. Menos famoso que el anterior, por lo mismo me gusto mas: estaba practicamente vacio, casi sin restaurar, sin mayores exhibiciones, y la audioguia era gratuita. Relativamente pequenyo, con dos torres unidas por un hall central, y una fortificacion hacia atras, es el que hasta ahora me ha impresionado mas de los tres que he visto en Escocia. De arriba, la vista no puede competir con la del de Stirling, pero tiene lo suyo tambien. Y Doune mismo era de los sitios donde ya estaba deseando estar: un pueblo, o incluso un caserio, a la orilla de un rio, con una iglesia pequenyisima sin gente y con lirios frescos, y en un paisaje muy muy verde, con arboles de ramas torcidas y liquenes colgando como barbas.
Y, a todo esto, ni rastro de la lluvia que estaba pronosticada. Un chaparron ayer en Edimburgo, pero desde las once en adelante estuvo practicamente seco, y hoy tambien. Toco madera.

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