Son cerca de la 1 de la mañana. Mi segundo día en Lucerna se fue tan rápido. Julian, Christina y las demás personas que habitan la casa este fin de semana -hay dos más que ayer- están acostados ya. Hace un momento, Julian me enseñó una foto que hace año y medio tomara a Don Julio en su café. Con su coquetería habitual, estaba leéndonos -recitándonos más bien- un poema de Neruda. Creo que era "Dónde estará la Guillermina". En realidad no sé si se llama exactamente así, pero estoy casi segura de que era ese poema. En fin.
Antes de eso estábamos viendo una película mientras se cocinaba el pan que hicimos para mañana al desayuno: pan tradicional suizo, hecho de harina, leche y mantequilla -una especie de hallah, o como se escriba, el pan en forma de trenza que se come en shabat-. Quedó bien, para ser mi primera vez amasando algo así. Y la película era "Babel", la del director mexicano. Lo interesante era que no funcionaban los subtítulos en inglés, y la mitad de la película está hablada en japonés y marroquí. Babélica experiencia, sin duda.
Antes que oscureciera estábamos en la ciudad. No sé si ya lo dije, pero mi amigo vive en Adligenswil, que significa algo así como lugar donde vive la realeza, y es un barrio acomodado a las afueras de Lucerna. Hoy bajamos a la ciudad a pie. La temperatura, según dijeron mis amigos, era entre 0 y -5 grados. El trayecto toma alrededor de una hora, y pueden verse granjas con caballos, vacas y manzanos. E, incluso, un monasterio católico -religión mayoritaria, creo, en este cantón-.
Abajo, una banda ensayaba para el carnaval -especie de de ja vu auditivo-. Caminamos, hicimos algunas compras para la casa, comimos castañas atravesando el puente, tomamos café. Cuando volvimos a la casa estaba realmente frío. Hoy conocí al novio de la hermana y al hermanastro de Julian. Todos de lo más agradables. Fue una cena alegre, mitad en inglés y mitad en suizo-alemán. Hay veces, como esta, en que da igual no entender palabra, en que uno entiende sin entender.
Hola Fer. Que alegría saber que estás en grata compañía en nuestro viejo y amado continente. Como siempre he creído firmemente, no hay bálsamo mejor al alma que los lugares bellos y la grata compañía. Los mejores deseos para este viaje. Y que la sigas pasando muy bien.
ResponderEliminarGermán.